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Pensar lo material de lo virtual
Víctor Jesús Rendón Cazales
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Pensar lo material de lo virtual

René Montero Vargas

René Montero Vargas[1]

 

En una mirada rápida sobre discursos como los de UNESCO y OCDE que promueven los procesos de educación en línea, es posible encontrar que a los entornos educativos digitales se les otorgan características de ubicuidad, rapidez, sencillez e incluso de generación de propuestas formativas de calidad (OCDE, 2006, 2017; UNESCO, 2002, 2011, 2013, 2017).

No obstante, para discutir la educación en ambientes virtuales se deben considerar las acciones que realizan los sujetos—estudiantes y docentes—, muchas de las cuales se efectúan fuera de línea, en espacios físicos. Este es el centro de la discusión que quiero proponer. El papel casi silenciado de las acciones materiales en los espacios educativos que subyacen a lo digital o virtual.

Esta reflexión está motivada en parte por el ánimo de mostrar algo de las realidades que pueden encontrarse dentro del mundo digital, pero también por la experiencia que he vivido como docente en programas a distancia. En estos espacios digitales, suele manejarse la idea de que las personas ingresan a una plataforma, se conectan y desconectan, hacen y entregan tareas que desarrollan mediante recursos tecnológicos, y colaboran con sus compañeros en la producción académica.

Sin embargo, tras estas acciones pueden ocurrir múltiples interacciones materiales, por ejemplo: los estudiantes se encuentran con sus compañeros o con otras personas para realizar tareas o sostener discusiones; asisten a bibliotecas, centros educativos o unidades de investigación a conseguir referencias  o asesorías para orientar sus trabajos; acuden a las sedes de las universidades; desarrollan prácticas bien sea de manera presencial o asistidas por una computadora; manejan dispositivos tecnológicos como tabletas, celulares o computadoras; aprenden el uso de programas informáticos; o toman notas sobre los temas que van desarrollando. 

Este es precisamente el panorama al que me quiero referir y para ello ofrezco como ejemplo el siguiente extracto de un foro digital entre estudiantes de un curso en línea.

de Adriana - 05-05-15, 18:25

6.       Cordial saludo tutor y compañeros

7.       este es mi aporte los cuatro puntos

8.       como cada uno tiene que dar su aporte bueno hice las pregunta

9.       estare al tanto con sus comentarios

10.     muchas gracias!!!!!

 

En principio, este mensaje podría parecer el anuncio de una entrega de las tareas asignadas en el curso. Sin embargo, quisiera recorrer el mensaje con cierto grado de detalle para hacer visibles algunos elementos que quiero resaltar.

 

Expresiones como este es mi aporte (línea 7), hice las pregunta[s] (línea 8) o estaré atenta (línea 9); encierran aspectos materiales que pueden apreciarse a partir de preguntas como: ¿Cómo construyó la alumna su aporte a la tarea? ¿Quién o quiénes participaron en su elaboración? ¿En dónde realizó las consultas para elaborar su trabajo? ¿Qué recursos y dispositivos digitales empleó para hacer esto que entrega? ¿Qué acciones hay tras la expresión “hice las preguntas”? ¿Cuáles fueron las condiciones de producción tras eso que “hizo”? ¿Cuenta con equipos para acceder desde su casa? ¿Cuenta con equipos propios? ¿Tiene acceso a internet en su casa todo el tiempo como para poder estar atenta permanentemente?

 

Este tipo de cuestionamientos suelen escapar a las formulaciones que circulan sobre los procesos educativos en línea. Me refiero particularmente a que, en los contextos normativos, interesa promover el uso de tecnologías en educación e incluso en suponer que la formación en entornos digitales representa una alternativa para disminuir las brechas de acceso educativo. En contraste para quienes estamos interesados con conocer las formas en que se lleva a cabo la formación mediada por tecnologías, es relevante preguntarse por cómo suceden dichos procesos o que tipo de interacciones se vinculan en el desarrollo de las actividades que efectúan los alumnos con el uso de recursos y dispositivos tecnológicos.

 

De acuerdo con Losch (2014), las tecnologías digitales se imaginan frecuentemente como nuevas, baratas, ligeras, compactas, invisibles y que ahorran trabajo. Sin embargo, las tecnologías de la información funcionan gracias a los diseños de las plataformas que hicieron personas, y estas plataformas dependen a su vez de las limitaciones físicas y los recursos del mundo material que operan en el contexto de las aspiraciones y deseos de los usuarios.

 

Entonces, pensarse la virtualidad en sí misma implica también desdibujar esa frontera entre lo digital y lo material, y reconocer que toda acción que ocurra en un entorno digital conlleva una serie de acciones materiales que funcionan como un todo integrado y constituyen una complejidad que merece ser investigada. En otras palabras, pensarse la educación digital requiere también considerar que los alumnos y maestros llevan a cabo interacciones personales y aprendizajes en torno al manejo de los múltiples dispositivos y recursos que deben emplear (Jones y Bennett, 2017).

 

En el caso de Adriana, que bien puede representar el de muchos otros estudiantes en línea, valdría la pena indagar cuáles fueron las formas en que la o el docente tuvieron en cuenta estas condiciones materiales o si, por el contrario, se enfocaron en la recepción y revisión de las tareas como productos terminados.

 

Para llevar estudios en línea, personas como Adriana, deben aprender el manejo de equipos y programas que les permitan realizar las tareas que se les asignan y navegar en la red para acceder a referentes y al campus digital. En caso de que tengan los dispositivos propios, deben desplazarse a cibercafés y pagar por el acceso a internet y por el alquiler de dichos equipos. Así mismo, cuando sus cursos incluyen prácticas de laboratorio o de campo que deben realizarse de manera presencial, tienen que desplazarse a centros de la universidad, o a espacios con los que los centros educativos tengan convenios.

 

En suma, el formarse en espacios digitales no es sinónimo de la eliminación de la interacción presencial y material entre los sujetos y con los artefactos que vinculan en sus programas educativos; por el contrario, partiendo de las ideas de Eyman (2016) es relevante visibilizar que la formación académica en entornos digitales también tiene aspectos materiales que vale la pena analizar.

 

En tal sentido, existe una amplia necesidad por conocer e investigar qué sucede tras esta idea generalizada de que en la educación en línea todo ocurre mediante plataformas, programas informáticos, aplicaciones e internet. El acceso a bibliotecas, las consultas a otras personas, el uso y acceso a los dispositivos, la producción escrita de los trabajos y los encuentros que suceden entre estudiantes y maestros de programas digitales, son solo una muestra de esa dimensión material de lo virtual.

Investigar estos aspectos y otros más que se escapan a esta reflexión, podría ser el reto que asuman y apoyen los organismos internacionales y las instituciones que se interesan en promover procesos formativos en línea, a fin de ofrecer mayores claridades para quienes se interesan por esta modalidad educativa.

 

Referencias

 

Eyman, D. (2016). Looking Back and Looking Forward: Digital Rhetoric as Evolving Field. Enculturation. 23, 1—10

Jones, A., & Bennett, R. (2017). Reaching beyond an online/offline divide: invoking the rhizome in higher education course design. Technology, Pedagogy and Education, 26(2), 193—210.

Losh, E. (2014). The war on learning: Gaining ground in the digital university. MIT Press.

OCDE. (2006). Technology Use and Educational Performance in PISA 2006. OCDE Publishing

OCDE. (2017). La educación a distancia en la educación superior en América Latina. OCDE. México.

UNESCO. (2002). Aprendizaje abierto y a distancia Consideraciones sobre tendencias, políticas y estrategias. Trilce. Montevideo.

UNESCO. (2011). Estándares UNESCO de competencia en TIC para docentes. UNESCO. Londres.

UNESCO. (2013). Uso de la Tic En educación en América Latina y el Caribe. Análisis regional de la integración de las TIC en educación y de la aptitud digital (e-readiness). Montreal: Instituto de Estadística UNESCO.

UNESCO. (2017). TIC, educación y desarrollo social en América Latina y el Caribe. UNESCO, Montevideo.

 

[1] Doctor en Ciencias en la Especialidad de Investigaciones Educativas del CINVESTAV

 
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